“Al agote, garrotazo en el cogote” es un dicho popular de algunas zonas de Navarra que ilustra muy bien la gran discriminación que han sufrido los agotes.
Los agotes (cagots in French) no constituían un grupo étnico ni religioso diferenciado. Su lengua y fe eran las de la población de la zona en que se hallaban. Anatómicamente no eran diferentes del resto, y aún así, durante casi ocho siglos fueron víctimas de discriminación socioeconómica por lo que su condición de minoría social era exclusivamente fruto de la marginación.
-Se les impedía contraer matrimonios con el resto de la población, lo cual está en el origen de una gran endogamia. Para evitarla se buscaba relaciones con los agotes de las regiones francesas próximas, produciéndose mayor rechazo social.
-Se les obligaba a vivir fuera de los núcleos habitados.
-Debían vestir ropajes para que se les identificara como agotes y llevar un signo rojo similar a la huella de pata de oca o pato.
-En muchos lugares estaban obligados a hacer sonar una campanilla a su paso, para que los no agotes pudieran apartarse a tiempo.
-En las iglesias navarras, los agotes eran situados en un hueco bajo el coro, el campanario o la escalera para oír misa. Era frecuente tener puerta propia llamada Agoten Athea, situada al lado de la puerta principal, siendo más baja y estrecha que la principal.
-Para bautizar a los agotes se usaba una pila bautismal diferenciada del resto.
-En general en las iglesias navarras había una raya en el suelo, que les impedía acceder a una parte de la iglesia, es decir, tenían prohibido acercarse al altar. En la iglesia de Arizkun no existía esa línea separadora, sino que se levantó una verja.
-La eucaristía les era entregada con un bastón o similar.
-Se reservaba una zona no consagrada en los cementerios para excomulgados, hechiceros, suicidas y agotes. Los agotes eran enterrados al caer la tarde y sin campanas.
-Entre otras muchas prohibiciones, no se les permitía criar ganado, beber en las fuentes públicas o participar en bailes y fiestas.
-Cuando había ofrendas, las donadas por los agotes eran recogidas y puestas aparte de las del resto de los fieles.
-En el valle del Baztan, no podían sentarse en la misma mesa que los nativos del valle.
-Si un hombre no agote se casaba con una mujer agote, los hijos serían agotes. Si al agote le favorecía la fortuna y se hacía rico y se casaba con una mujer no agote, se les cantaba unas coplas burlescas en el día de su boda por lo que se les amargaba la ceremonia.
Los agotes no podían pisar el suelo descalzos, bajo la pena de abrasarles las plantas de los pies, pues se decía que donde pisaba un agote, la hierba no volvía a crecer y por ejemplo que si sostenía una manzana en la mano se podría, ya que los agotes tenían la sangre más caliente. Por eso tenían prohibido tocar la fruta en el mercado, ni podían tampoco tocar animales en las cuadras, ni pescar.
-Se les daba la paz en la iglesia con el portapaz puesto al revés y cubierto con paño. En algunos lugares se pretendía que ni se les diese la paz, sino dejársela en un banco donde ellos la pudieran tomar.
-No podían ser ordenados sacerdotes y además, en un juicio, el testimonio de siete hombres libres equivalía al de treinta agotes. Existe un documento datado en el año 1597 que dice “¡Cállate agote! Tu opinión cuenta menos que la de un perro ¡No eres nadie!”.
The cagots, apparently, were descendants of lepers. People feared the contamination of that terrible disease.
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